top of page
La Verdad a tu Alcance

Adviento: Tiempo de preparación

Updated: Dec 7, 2018


Adviento: periodo de preparación para el nacimiento del niño jesús. Esta preparación se hace como se hace la cuaresma los padres de la iglesia mencionan que es época de sacrificio y de penitencia en la cual empezamos contemplando que nada somos que polvo seremos, que pronto moriremos y que para poder recibir La Luz de la gracia que el niño dios vino a traer al mundo limpiando todos los pecados que se habían comentado y se cometieran en esta tierra hasta el fin del mundo, vino a cargar el peso de todos esos pecados porque solo el era el merecedor de limpiarlos, no podría el hombre por si mismo exterminarlos vino jesucristo a acabar con el poder del demonio uniendo el cielo con la tierra y a hacernos merecedores por ese gran sacrificio de la cruz, del cielo.



Recordando que después del pecado de la soberbia de Adán y Eva perdimos el paraíso, estamos en esta tierra como penitentes, todos somos pecadores y la misión que vino a traer jesucristo para resucitar en el es exterminar todos nuestros pecados por medio de la divina gracia que es la union con dios cumpliendo sus mandamientos y sus sacramentos y uniendo nuestras voluntades a la de él.



San León Magno, sobre el adviento

Ayuno: Guardaos de no sobrecargar vuestros corazones con comilonas, embriagueces y pensamientos profanos (Lc 21,43) Recomienda leer de la divina sabiduría escrita en la Biblia imponiendo silencio en los afanes terrenos, recrearse en santas meditaciones y con el pensamiento de los bienes celestiales. El cristiano debe ocuparse en las cosas espirituales y no en las carnales porque las espirituales son las que nos llevan a la eternidad. Jesucristo se hizo carne (hombre) para que nosotros fuéramos como Dios, nos vino a traer la sabiduría infinita de su Padre: “Sabiduría infinita; el espejo sin mancha de la Majestad De Dios”“¡Oh sabiduría que brotaste de los labios del Altísimo! Ven a enseñarnos el camino de la prudencia”¿Por qué amamos a Jesucristo? Porque nos ha robado el corazón su dulzura, humildad, su alma pura y santa, no hay nadie que pueda compararse, y no nos llenaría si no fuera Dios.Despojémonos entonces, del hombre viejo con sus actos, y habiendo sido admitidos a partcipar en el nacimiento de Cristo renunciemos a las obras de la carne. Cristiano, reconoce tu dignidad y ya que ahora participas en la naturaleza divina no vuelvas a tu antigua perversidad por una vida depravada. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro (cuerpo Místico De Dios). Ten presente que, después de haber sido arrancado del poder de las tinieblas fuiste trasladado a La Luz y al Reino De Dios.Por el sacramento del bautismo te has convertido templo del Espíritu Santo. No ahuyentes con tus acciones pecaminosas a tan excelente huésped; no te entregues otra vez como esclavo al demonio, pues has costado la sangre de Cristo, quien te redimió según su misericordia y te juzgará conforme a la Verdad. (Semón I de la Navidad, 13)



San Agustín sobre el adviento

“Lo que exisitia desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida. ¿Cómo se puede tocar con las manos la Palabra? Porque “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. “Y la vida se hizo visible”. Cristo por lo tanto es la palabra de Vida. ¿Cómo se hizo visible? Ella existía desde el principio pero no se había hecho visible a los hombres; sin embargo, se manifestaba a los ángeles que lo contemplaban y se alimentaban de ella como de pan. Pero, ¿qué dice la Escritura? “El hombre comió pan de Ángeles.” La vida se hizo visible en la carne, porque quiso manifestarse de manera que ella, que solo podía ser vista con el corazón, lo fuera también con los ojos para poder sanar los corazones. ¿Somos acaso menos felices que aquellos que vieron y oyeron a Jesús? Ellos vieron, nosotros no vemos y sin embargo estamos en comunión con ellos porque tenemos una fe común. Esta alegría completa se encuentra precisamente en la comunión, en el amor, en la unidad. (Tratados I sobra la 1º carta de Sn Juan 1, 1.3)


SEREMOS SACIADOS CON LA VISIÓN DEL VERBO

¿Quien conocerá todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia oculta en Cristo y escondidos en la pobreza de su carne “Siendo rico se hizo pobre por nosotros a fin de enriquecernos con su pobreza”. En Efecto, cuando asumió nuestra condición mortal destruyó nuestra muerte se manifestó en su pobreza pero no perdió sus riquezas sino que nos las prometió para el futuro. Nuestra ciencia es imperfecta hasta que llegue lo que es perfecto. Para que nos tornáramos capaces de comprenderlo, el que es igual al padre en la forma De Dios se hizo semejante a nosotros en la forma de servidor: nos reforma haciéndonos semejantes a dios. El hijo único De Dios al hacerse hijo del hombre hace a muchos hijos de los hombres hijos de dios; y habiendo reanimado a sus servidores mediante su aspecto visible de servidor, les da la libertad que les permitirá contemplar la naturaleza De Dios.“Somos hijos De Dios y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste seremos semejantes a él porque lo veremos tal cual es”



Salmo:

“Al despertar me saciaré de tu presencia”. Él y el padre son uno, y quien lo vea a él ve también al padre. En efecto, el señor de los ejércitos es el “rey de la gloria”. Volviendo hacia nosotros nos mostrará su rostro y seremos salvados y seremos saciados, y eso nos bastará.¿Cómo se hace esto? Caminando en la fe mientras tenemos hambre y sed de justicia y deseamos con inefable ardor contemplar la belleza de la naturaleza De Dios, celebremos con humildad y amor el nacimiento De Dios en su naturaleza de servidor, acudamos con fe al pesebre de nuestro señor Jesucristo (Sermón 194)



San Ireneo de Lyon

Cristo y Adán

Unió al hombre con Dios y realizó una comunión entre Dios y el hombre, pues si no hubiese venido a habitar entre nosotros no hubiésemos podido recibir de ninguna otra manera una participación en la incorruptibilidad. Y porque en la primera criatura, en Adán, habíamos sido encadenados a la muerte por la desobediencia, era necesario que las cadenas de la muerte fuesen quebradas por la obediencia de aquel que se había hecho hombre por nosotros. Y porque la muerte había establecido su imperio en la carne era necesario que fuese abolida por medio de la carne para que el hombre quedara liberado de su opresión. Y es por eso que el Señor tomó una “corporeidad” idéntica a la de la primera criatura para combatir a favor de los padres y vencer en Adán a aquél que en Adán nos había herido. El Señor asumió la misma economía de “corporeidad” al nacer de la Virgen por voluntad y sabiduría de Dios (el hombre a imagen y semejanza De Dios).Y así como por una Virgen que desobedeció, el hombre fue herido, cayó y murió así también por la Virgen que obedeció a la Palabra De Dios, el hombre reanimado, por la vida, recibió la vida. Ahora bien, el Señor vino a buscar la oveja que había perecido, el hombre perdido y pro eso no se plasmó una carne cualquiera sino que por esa misma Virgen que era de la raza de Adán conservó la semejanza de aquella carne plasmada al comienzo. Porque era necesario que Adán fuese recapitulado en Cristo, a fin de que lo que es mortal fuese absorbido por la inmortalidad y que Eva fuese recapitulada en María a fin de que por la obediencia de una virgen quedara reparada la desobediencia de una virgen. Era necesario que la transgresión que había sido cometido por un leño fuese destruida por la obediencia sobre el leño según la cual, por obediencia a Dios, el Hijo del hombre fue clavado en el madero, aboliendo la ciencia del mal e introduciendo y procurando la ciencia del bien. Malo es desobedecer a Dios, bueno es obedecerle.Por eso dice el Verbo por el profeta Isaias: “No resisti y no me eché atrás; ofrecí mis espaldas a los azotes y mis mejillas a los que mesaban mi barba; no retiré mi rostro de los ultrajes de los salivazos”. Por lo tanto, por la obediencia hasta la muerte en la cruz destruyó la antigua desobediencia cometida en el árbol. Hijo de David, Hijo de Abraham.


También cumplir la promesa que le había hecho a Abraham de una posteridad como las estrellas del cielo, pues esto es lo que hizo Cristo al nacer de la virgen que era linaje de Abraham estableciendo como lumbreras a los que creen en él, justificando a los gentiles por la misma fe de Abraham. Así la promesa hecha a Abraham no obra por la ley sino por la fe.Cumplió las promesas hechas a David, porque Dios le había prometido suscitar del fruto de sus entrañas un rey eterno cuyo reino no tendría fin. Y este rey es Cristo, el Hijo De Dios hecho hombre, es decir, nacido como un fruto de la virgen que era el linaje de David, que reina sobre la casa de David eternamente cuyo reino no tendrá fin.Y brilló su luz que hizo desaparecer las tinieblas de nuestra prisión y santificó nuestro nacimiento y quitó el poder de la muerte al romper nuestras cadenas.



Carta a Diogneto

DIOS NOS REVELÓ SU AMOR POR MEDIO DE SU HIJO


Nadie ha visto jamas a Dios ni lo ha conocido, sino que él mismo se ha manifestado. Se manifestó a través de la fe, que es la única que nos permite ver a Dios. Porque Dios, Señor y Creador de todas las cosas, que todo lo hizo y todo lo dispuso con orden, no solo amo a los hombres sino que también fue magnánimo y paciente con ellos. Siempre lo fue, lo es y lo será: bueno, benigno, veraz, excepto de toda ira, el único bueno. Después de haber concebido un desginio grande e inefable se lo comunicó únicamente a su Hijo.Mientras mantenía oculto su santo designio y lo reservaba para sí, parecía abandonarnos y olvidarse de nosotros. Pero cuando lo revelo por medio de su hijo querido y manifestó lo que había establecido desde el principio, nos dio juntamente todas las cosas, participar de sus beneficios y ver y comprender. ¿Quién de nosotros hubiera esperado jamás tanta generosidad? Dios, que todo lo había dispuesto junto con su hijo, permitió que hasta el tiempo anterior a la venida del salvador viviéramos desviados del camino recto, atraídos por los deleites y concupiscencias, y nos dejaremos arrastrar por nuestros impulsos desordenados. No porque se complaciera en nuestros pecados, sino que aun tolerándolos, desaprobaba sin embargo ese tiempo de iniquidad, y preparaba el tiempo actual de la justicia. Lo permitió para que nos convenciéramos por nuestras propias obras de que éramos indignos de la vida, y así la recibiécemos únicamente de la bondad De Dios, reconociendo que por nosotros mismos no podíamos entrar en el reino de los cielos y que esto se nos concedía por el poder De Dios.



¡Oh excesivo amor De Dios a los hombres! - no nos odió ni rechazó, ni se acordó de nuestras ofensas, sino que nos soportó con magnanimidad y paciencia, apiadándose de nosotros y cargando él mismo con nuestros pecados. Nos dio a su propio hijo como precio de nuestra redención: entregó al que es santo, para redimir a los impíos, al inocente por los malos, al justo por los injustos, al incorruptible por los corruptos, al inmortal por los mortales. Nosotros que somos impíos y malos, ¿en qué hubiéramos podido ser justificados sino en el hijo De Dios?

¡Admirable intercambio, mediación incomprensible, beneficios inesperados: que la impiedad de muchos sea encubierta por un solo justo (Jesucristo) y que la justicia de un solo hombre justifique a tantos impíos!



San Gregorio de Nisa

UN NIÑO ENVUELTO EN PAÑALES


Nos exhorta el evangelio a que volvamos con el discurso a Belén y veamos qué misterio hay en aquella gruta. Cuando contemples la cueva en que quiso nacer el señor, piensa cuan sobria y tenebrosa es la vida de los hombres, en la cual nace aquel que se manifiesta a los que caminan en tinieblas y están sentados en sombras de muerte. Y es atado con fajas el que sufre las cadenas de nuestros pecados. El pesebre en el que nace el verbo es habitación de los animales para que el buey conozca a su amo y el asno a su dueño. Por el buey debes entender el que esta sujeto a la ley y por el asno, que es una bestia de carga, al que está cargado con el pecado de idolatría. Así, el señor se coloca en el pesebre entre el buey y el asno a fin de que derribando la pared de piedra funda en sí mismo a los dos en un hombre nuevo, suprimiendo del uno el pesado yugo de la ley y libertando al otro del peso de la idolatría.¿Qué día puede ser más solemne para nosotros que este día en que el sol de justicia, rechazando las tinieblas del diablo, ilumina el mundo por medio de nuestra naturaleza en la cual el que cayó es levantado y el que un día fue enemigo es admitido a la amistad, y el desterrado torna a la patria, y el que perdió la vida vuelve a la vida, y el que sirvió en esclavitud consigue la dignidad del reino, y el que estaba encadenado por la muerte vuelve a la región de los vivos? Hoy, como canta David, se abre la puerta de la justicia. Hoy se escucha por todo el mundo el clamoreo de los que celebran a un mismo tiempo semejante festividad.



Clemente de Alejandría

EL PONIENTE SE HA TRANSFORMADO EN ORIENTE


Despojemonos de la ignorancia y la oscuridad que, al igual que la niebla, nublan nuestra vista y nos impiden contemplar aquel que realmente es Dios. A él dirijámosle esta aclamación: “Salud, ¡oh Luz!” Desde el cielo ha brillado La Luz para nosotros que estamos en las tinieblas y éramos cautivos de las sombras de la muerte: Luz más pura que el sol y mas dulce que la vida presente. Esta luz es la vida eterna y todo aquello que participa de ella, vive y si la noche quiere destruir La Luz, al fin termina por huir atemorizada y cede el puesto al día del señor. El ha cambiado el poniente en oriente, la muerte en vida por su crucifixión el ha arrancado al hombre de la perdición para clavarlo en el firmamento ha transplantado la corrupción para que se convierta en incorruptibilidad; ha cambiado la tierra en cielo; el es el trabajador De Dios que reparte signos favorables, excita a los pueblos a obrar bien y recuerda el modo de vivir según la verdad. Él nos premia con herencia paterna, que es realmente grande y divina y que ya no se pierde jamás. El diviniza a los hombres con su enseñanza celestial,”dándoles leyes para sus inteligencias e inscribiéndolas en su corazones”. ¿De qué leyes se tratan? “Todos conocerán a Dios , del más grande al más pequeño; y yo les seré propicio-dice el señor- y ya no me acordaré de sus pecados.” (Exhortación a los Gentiles XI -11, 1-5)



San Juan Damasceno

LOS COROS CELESTIALES CANTAN LAS MARAVILLAS DE LA ENCARNACIÓN

Una vez más, palabras divinamente inspiradas e himnos dignos De Dios celebraron la bondad mas que infinita, la grandeza que supera toda grandeza el poder que sobrepasa todo poder y la sabiduría De Dios para con nosotros, que desafía toda magnitud, la riqueza infinita de la benevolencia incomprensible y el abismo insondable del amor. ¿De qué manera el supraesecncial tomó esencia del seno de una mujer, según un modo supra-esencial como es Dios y se hizo hombre y sigue siendo al mismo tiempo lo uno y lo otro; como sin abandonar la sustancia de la divinidad participó de la carne y de la sangre (en condiciones semejante a la nuestra); como aquel que todo lo llena y que sostiene el universo con la palabra de su boca ha venida a habitar en una estrecha morada; como el cuerpo de esta mujer admirable, materia frágil y semejante a la paja recibió el “fuego devorador” de la divinidad y permaneció como el oro puro, sin consumirse. Estos misterios se han cumplido por la voluntad De Dios, cuando dios lo quiere todo se vuelve posible, nada se realiza si su voluntad se opone. Y así a este gran misterio los ángeles cantaron en el cielo: “Gloria a Dios en las alturas y a los hombres de buena voluntad…”


Los 10 mandamientos



  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas y tu prójimo como a ti mismo

  2. No tomarás el nombre De Dios en vano

  3. Santificarás las fiestas

  4. Honrarás a tu padre y a tu madre

  5. No matarás

  6. No cometerás actos impuros

  7. No robarás

  8. No levantarás falso testimonio ni mentirás

  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros

  10. No codiciarás bienes ajenos


Conclusión

Si todos siguiéramos los 10 mandamientos no habría enfrentamientos ni maldad, solo paz y amor entre todos. Porque La Paz existe cuando estamos unidos a Dios en su voluntad y viviendo de su gracia donde nos comparte todas sus riquezas que están dentro de su sabiduría.

Si los gobernantes actuaran conforme a lo que dios nos ha dado para auxiliarnos como lo han hecho los grandes reyes de la iglesia, otra cosa seria en nuestros países. Las sociedades se limpiarían y mejorarían sería como vivir en esta tierra como viven en el reino del cielo.



San Esteban de Hungría

Valiente guerrero y muy buen organizador, logró derrotar en fuertes batallas a todos los que se querían oponer a que él gobernara la nación, como le correspondía, pues era el hijo del mandatario anterior.

Cuando ya hubo derrotado a todos aquellos que se habían opuesto a él cuando quiso propagar la religión católica por todo el país y acabar la idolatría y las falsas religiones, y había organizado la nación en varios obispados, envió al obispo principal, San Astrik, a Roma a obtener del Papa Silvestre II la aprobación para los obispados y que le concediera el título de rey. El sumo Pontífice se alegró mucho ante tantas buenas noticias y le envío una corona de oro, nombrándolo rey de Hungría. Y así en el año 1000 fue coronado solemnemente por el enviado del Papa como primer rey de aquel país.

El cariño del rey Esteban por la religión católica era inmenso; a los obispos y sacerdotes los trataba con extremo respeto y hacía que sus súbditos lo imitaran en demostrarles gran veneración. Su devoción por la Virgen Santísima era extraordinaria. Levantaba templos en su honor y la invocaba en todos sus momentos difíciles. Fundaba conventos y los dotaba de todo lo necesario. Ordenó que cada 10 pueblos debían construir un templo, y a cada Iglesia se encargaba de dotarla de ornamentos, libros, cálices y demás objetos necesarios para mantener el personal de religiosos allá. Lo mismo hizo en Roma.

La cantidad de limosnas que este santo rey repartía era tan extraordinaria, que la gente exclamaba: "¡Ahora sí se van a acabar los pobres!". El personalmente atendía con gran bondad a todas las gentes que llegaban a hablarle o a pedirle favores, pero prefería siempre a los más pobres, diciendo: "Ellos representan mejor a Jesucristo, a quien yo quiero atender de manera especial".



Para conocer mejor la terrible situación de los más necesitados, se disfrazaba de sencillo albañil y salía de noche por las calles a repartir ayudas. Y una noche al encontrarse con un enorme grupo de menesterosos empezó a repartirles las monedas que llevaba. Estos, incapaces de aguardar a que les llegara a cada quien un turno para recibir, se le lanzaron encima, quitándole todo y lo molieron a palos. Cuando se hubieron alejado, el santo se arrodilló y dio gracias a Dios por haberle permitido ofrecer aquel sacrificio. Cuando narró esto en el palacio, sus empleados celebraron aquella aventura, pero le aconsejaron que debía andar con más prudencia para evitar peligros. El les dijo: " Una cosa sí me he propuesto: no negar jamás una ayuda o un favor. Si en mí existe la capacidad de hacerlo".

A su hijo lo educó con todo esmero y para él dejó escritos unos bellos consejos, recomendándole huir de toda impureza y del orgullo. Ser paciente, muy generoso con los pobres y en extremo respetuoso con la santa Iglesia Católica.

La gente al ver su modo tan admirable de practicar la religión exclamaba: " El rey Esteban convierte más personas con buenos ejemplos, que con sus leyes o palabras".

Dios, para poderlo hacer llegar a mayor santidad, permitió que en sus últimos años Esteban tuviera que sufrir muchos padecimientos. Y uno de ellos fue que su hijo en quien él tenía puestas todas sus esperanzas y al cual había formado muy bien, muriera en una cacería, quedando el santo rey sin sucesor. El exclamó al saber tan infausta noticia: "El Señor me lo dio, el Señor me los quitó. Bendito sea Dios". Pero esto fue para su corazón una pena inmensa.

Los últimos años de su vida tuvo que padecer muy dolorosas enfermedades que lo fueron purificando y santificando cada vez más.

El 15 de agosto del año 1038, día de la Asunción, fiesta muy querida por él, expiró santamente. Desde entonces la nación Húngara siempre ha sido muy católica. A los 45 años de muerto, el Sumo Pontífice permitió que lo invocaran como santo y en su sepulcro se obraron admirables milagros.

Que nuestro Dios Todopoderoso nos envíe en todo el mundo muchos gobernantes que sepan ser tan buenos católicos y tan generosos con los necesitados como lo fue el santo rey Esteban.



San Wenceslao de Praga

Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses.

Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia.

Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.



San Eduardo III de Inglaterra

Después del abandono, las luchas y la opresión durante el reinado de los dos soberanos daneses, Harold Harefoot y Artacanuto, el pueblo inglés acogió con júbilo al representante de la antigua dinastía inglesa, San Eduardo el Confesor. Las cualidades que merecieron a Eduardo ser venerado como santo, se referían más bien a su persona que a su administración como soberano pues era un hombre piadoso, amable y amante de la paz.

Eduardo era hijo de Eteredo y de la normanda Ema. Durante la época de la supremacía danesa, fue enviado a Normandía cuando tenía 10 años y regresó a su patria en 1042 cuando fue elegido rey. A la edad de 42 años contrajo matrimonio con Edith, la hija del Conde Godwino, la mayor amenaza para su reino. La tradición sostiene que San Eduardo y su esposa guardaron perpetua continencia por amor a Dios y como un medio pra alcanzar la perfección.

La administración justa y equitativa de San Eduardo le hizo muy popular entre sus súbitos. La perfecta armonía que reinaba entre él y sus consejeros se convitió más tarde en el sueño dorado ya que durante el reinado de Eudardo, los barones normandos y los representantes del pueblo inglés ejercieron una profunda influencia en la legislación y el gobierno.


Uno de los actos más populares del reinado de San Eduardo fue la supresión del impuesto para el ejército; los impuestos recaudados de casa en casa en la época del santo fueron repartidos entre los pobres.

Durante el destierro en Normandía, San Eduardo había prometido ir en peregrinación al sepulcro de San Pedro en Roma, si Dios se dignaba poner término a las desventuras de su familia. Después de su ascenso al trono, convocó un concilio y manifestó públicamente la promesa con que se había ligado. Sin embargo, la Asamblea le manifestó que con su partida se abriría el camino a las disensiones en el interior del país y los ataques de las potencias extranjeras. El rey decidió someter el asunto a juicio del Papa San León IX, quien le sugirió repartir el dinero que habría gastado en el viaje entre los pobres, y construir un monasterio en honor a San Pedro.

El último año de vida del santo se vio turbado por la tensión entre el Conde Tostig Godwinsson de Nortumbría y sus súbitos; finalmente el monarca tuvo que desterrar al conde. Falleció en 1065. La canonización de San Eduardo tuvo lugar en 1161, y dos años después de que su cuerpo se mantenía incorrupto, fue trasladado por Santo Tomás Becket a una capilla del coro de la abadía de Westminster, de la cual San Eduardo fue su promotor, el 13 de octubre, fecha en que se celebra actualmente su fiesta



San Luis de Francia

En medio de las dificultades de la regencia supo Doña Blanca infundir en el tierno infante los ideales de una vida pura e inmaculada. No olvida el inculcarle los deberes propios del oficio que había de desempeñar más tarde, pero ante todo va haciendo crecer en su alma un anhelo constante de servicio divino, de una sensible piedad cristiana y de un profundo desprecio a todo aquello que pudiera suponer en él el menor atisbo de pecado. «Hijo -le venía diciendo constantemente-, prefiero verte muerto que en desgracia de Dios por el pecado mortal».

Es fácil entender la vida que llevaría aquel santo joven ante los ejemplos de una tan buena y tan delicada madre. Tanto más si consideramos la época difícil en que a ambos les tocaba vivir, en medio de una nobleza y de unas cortes que venían a convertirse no pocas veces en hervideros de los más desenfrenados, rebosantes de turbulencias y de tropelías. Contra éstas tuvo que luchar denodadamente Doña Blanca, y, cuando el reino había alcanzado ya un poco de tranquilidad, hace que declaren mayor de edad a su hijo, el futuro Luis IX, el 5 de abril de 1234. Ya rey, no se separa San Luis de la sabia mirada de su madre, a la que tiene siempre a su lado para tomar las decisiones más importantes. En este mismo año, y por su consejo, se une en matrimonio con la virtuosa Margarita, hija de Ramón Berenguer, conde de Provenza. Ella sería la compañera de su reinado y le ayudaría también a ir subiendo poco a poco los peldaños de la santidad.

En lo humano, el reinado de San Luis se tiene como uno de los más ejemplares y completos de la historia. Su obra favorita, las Cruzadas, son una muestra de su ideal de caballero cristiano, llevado hasta las últimas consecuencias del sacrificio y de la abnegación. Por otra parte, tanto en la política interior como en la exterior San Luis ajustó su conducta a las normas más estrictas de la moral cristiana. Tenía la noción de que el gobierno es más un deber que un derecho; de aquí que todas sus actividades obedecieran solamente a esta idea: el hacer el bien buscando en todo la felicidad de sus súbditos.


Desde el principio de su reinado San Luis lucha para que haya paz entre todos, pueblos y nobleza. Todos los días administra justicia personalmente, atendiendo las quejas de los oprimidos y desamparados. Desde 1247 comisiones especiales fueron encargadas de recorrer el país con objeto de enterarse de las más pequeñas diferencias. Como resultado de tales informaciones fueron las grandes ordenanzas de 1254, que establecieron un compendio de obligaciones para todos los súbditos del reino.

El reflejo de estas ideas, tanto en Francia como en los países vecinos, dio a San Luis fama de bueno y justiciero, y a él recurrían a veces en demanda de ayuda y de consejo. Con sus nobles se muestra decidido para arrancar de una vez la perturbación que sembraban por los pueblos y ciudades. En 1240 estalló la última rebelión feudal a cuenta de Hugo de Lusignan y de Raimundo de Tolosa, a los que se sumó el rey Enrique III de Inglaterra. San Luis combate contra ellos y derrota a los ingleses en Saintes (22 de julio de 1242). Cuando llegó la hora de dictar condiciones de paz el vencedor desplegó su caridad y misericordia. Hugo de Lusignan y Raimundo de Tolosa fueron perdonados, dejándoles en sus privilegios y posesiones. Si esto hizo con los suyos, aún extremó más su generosidad con los ingleses: el tratado de París de 1259 entregó a Enrique III nuevos feudos de Cahors y Périgueux, a fin de que en adelante el agradecimiento garantizara mejor la paz entre los dos Estados.


Padre de su pueblo y sembrador de paz y de justicia, serán los títulos que más han de brillar en la corona humana de San Luis, rey. Exquisito en su trato, éste lo extiende, sobre todo, en sus relaciones con el Papa y con la Iglesia. Cuando por Europa arreciaba la lucha entre el emperador Federico II y el Papa por causa de las investiduras y regalías, San Luis asume el papel de mediador, defendiendo en las situaciones más difíciles a la Iglesia. En su reino apoya siempre sus intereses, aunque a veces ha de intervenir contra los abusos a que se entregaban algunos clérigos, coordinando de este modo los derechos que como rey tenía sobre su pueblo con los deberes de fiel cristiano, devoto de la Silla de San Pedro y de la Jerarquía. Para hacer más eficaz el progreso de la religión en sus Estados se dedica a proteger las iglesias y los sacerdotes. Lucha denodadamente contra los blasfemos y perjuros, y hace por que desaparezca la herejía entre los fieles, para lo que implanta la Inquisición romana, favoreciéndola con sus leyes y decisiones.

Personalmente da un gran ejemplo de piedad y devoción ante su pueblo en las fiestas y ceremonias religiosas. En este sentido fueron muy celebradas las grandes solemnidades que llevó a cabo, en ocasión de recibir en su palacio la corona de espinas, que con su propio dinero había desempeñado del poder de los venecianos, que de este modo la habían conseguido del empobrecido emperador del Imperio griego, Balduino II. En 1238 la hace llevar con toda pompa a París y construye para ella, en su propio palacio, una esplendorosa capilla, que de entonces tomó el nombre de Capilla Santa, a la que fue adornando después con una serie de valiosas reliquias entre las que sobresalen una buena porción del santo madero de la cruz y el hierro de la lanza con que fue atravesado el costado del Señor.



A todo ello añadía nuestro Santo una vida admirable de penitencia y de sacrificios. Tenía una predilección especial para los pobres y desamparados, a quienes sentaba muchas veces a su mesa, les daba él mismo la comida y les lavaba con frecuencia los pies, a semejanza del Maestro. Por su cuenta recorre los hospitales y reparte limosnas, se viste de cilicio y castiga su cuerpo con duros cilicios y disciplinas. Se pasa grandes ratos en la oración, y en este espíritu, como antes hiciera con él su madre, Doña Blanca, va educando también a sus hijos, cumpliendo de modo admirable sus deberes de padre, de rey y de cristiano.

Sólo le quedaba a San Luis testimoniar de un modo público y solemne el gran amor que tenía para con nuestro Señor, y esto le impulsa a alistarse en una de aquellas Cruzadas, llenas de fe y de heroísmo, donde los cristianos de entonces iban a luchar por su Dios contra sus enemigos, con ocasión de rescatar los Santos Lugares de Jerusalén. A San Luis le cabe la gloria de haber dirigido las dos últimas Cruzadas en unos años en que ya había decaído mucho el sentido noble de estas empresas, y que él vigoriza de nuevo dándoles el sello primitivo de la cruz y del sacrificio.

En un tiempo en que estaban muy apurados los cristianos del Oriente el papa Inocencio IV tuvo la suerte de ver en Francia al mejor de los reyes, en quien podía confiar para organizar en su socorro una nueva empresa. San Luis, que tenía pena de no amar bastante a Cristo crucificado y de no sufrir bastante por Él, se muestra cuando le llega la hora, como un magnífico soldado de su causa. Desde este momento va a vivir siempre con la vista clavada en el Santo Sepulcro, y morirá murmurando: «Jerusalén».

El cuerpo del santo rey fue trasladado primeramente a Sicilia y después a Francia, para ser enterrado en el panteón de San Dionisio, de París. Desde este momento iba a servir de grande veneración y piedad para todo su pueblo. Unos años más tarde, el 11 de agosto de 1297, era solemnemente canonizado por Su Santidad el papa Bonifacio VIII en la iglesia de San Francisco de Orvieto (Italia).



Santa Isabel de Hungría

Su padre era rey de Hungría y fue hermano de Santa Eduvigis. Nacida en 1207, vivió en la tierra solamente 24 años, y fue canonizada apenas cuatro años después de su muerte. La Iglesia Católica ha visto en ella un modelo admirable de donación completa de sus bienes y de su vida entera a favor de los pobres y de los enfermos.

Cuando ella sólo tenía veinte años y su hijo menor estaba recién nacido, el esposo murió luchando en las Cruzadas. La Santa estuvo a punto de sucumbir a la desesperanza, pero luego aceptó la voluntad de Dios. Renunció a propuestas que le hacían para nuevos matrimonios y decidió que el resto de su vida sería para vivir totalmente pobre y dedicarse a los más pobres. Daba de comer cada día a 900 pobres en el castillo.

Un día, después de las ceremonias, cuando ya habían quitado los manteles a los altares, la santa se arrodilló ante un altar y delante de varios religiosos hizo voto de renunciar a todos sus bienes y de vivir totalmente pobre, como San Francisco de Asís hasta el final de su vida y de dedicarse por completo a ayudar a los más pobres. Cambió sus vestidos de princesa por un simple hábito de hermana franciscana. Cuando apenas iba a cumplir sus 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, pasó de esta vida a la eternidad.

Los milagros que sucedieron en su sepulcro movieron al Sumo Pontífice a declararla santa, cuando apenas habían pasado cuatro años de su muerte, y además, Santa Isabel de Hungría fue declarada patrona de la Arquidiócesis de Bogotá.


¿Por qué estamos viviendo una decadencia total en la sociedad y en la iglesia misma?

Porque no estamos viviendo en unidad con Dios, no estamos construyendo como nos dice la palabra De Dios ni alimentandosnos de su cuerpo para alimentar a los demás. Los gobiernos son mentirosos y solo ponen como verdad lo que es malo confundiendo a la gente para poderlos dominar haciéndolos tontos por no tener la capacidad de discernir entre el bien y el mal unificándolos a todos con los mismos pensamientos perversos fuera del orden natural de lo que es el ser rebajándolos hasta lo mas bajo como si fueran bestias tal cual sugiere el maligno destruyendo todo lo bueno y deberíamos de imitar a Cristo que es el ejemplo vivo de estos grandes santos que se han llevado a los altares de la iglesia como un ejemplo que al igual que Cristo vienen a servir a Dios y por medio De Dios al mundo y así logrando poder vivir en esa paz y en esa tranquilidad sin deberle nada a nadie menos a Dios con las conciencias tranquilas y amándonos unos a otros como dios nos ama pero el hombre sin dios que gobierna solo odia todo lo que proviene De Dios porque como no vive en el viene a surgir ese orgullo, la soberbia y para tranquilizar su conciencia del mal que está haciendo quiere destruir todas las verdades que Cristo vino a enseñar y destruir al mismo Cristo como lo hizo Voltaire llamándole “el infame”

Si todos los que componen el cuerpo místico de cristo, volvieran a la enseñanza del sacrificio, otro mundo sería. La iglesia y los gobiernos se están destruyendo porque nos estamos humanizando dejando de lado la gloria que dios merece. Hay que buscar buenos sacerdotes porque de eso depende nuestra perfección y buenos gobernantes porque de eso depende el futuro de Mexico y el que no cree en Dios no puede ser bueno porque solo se va a amar a el y a su egoísmo. Nunca se va a someter al beneficio de los demás por su soberbia que es pensar solamente en el.


 

Bibliografía


Los Padres de la Iglesia. El Misterio de Navidad.

Martínez, L. ¡Ven, Jesús!.

Pío. (1998). Catecismo mayor de San Pío X. Madrid: Fundación San Pío X.

San León Magno. Sermones Escogidos. Apostolado Mariano.

446 views0 comments

Comentários


bottom of page